Negro

Ese día halló por fin el lugar. Estampó su nombre en el libro de visitas, empujó la puerta de vidrio y entró.
La capilla tenía visitantes. No había imágenes, tampoco altar. De las paredes colgaban varios cuadros... 
-¿Cuadros? son sólo pedazos de tela pintados de negro, dijo uno de sus acompañantes.


Guardó silencio. Se sentó en una de las bancas de madera que están dispuestas hacia los cuatro puntos cardinales. Observó con detalle las variantes del color negro. Pasados algunos minutos encontró lugar en un cojín frente al lienzo principal.

¿La sensación? era como presenciar un agujero negro, cuyo centro jala al espectador y lo llena de luz en el trayecto... con una energía fortísima, es casi imposible impedir el magnetismo. No hay más que pensar, sólo escuchar al corazón fusionado con cada inhalación-exhalación, sentir la vida. Esto es paz, dijo.



El lugar:
The Rothko Chapel

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